CIENCIA Y FE: RELACIONES DE COMPLEMENTARIEDAD.
Entrevista Manuel Mª Carreira, S.J.
En mis actividades académicas, en
universidades y centros culturales de muchos países, se me ha
preguntado: “Como sacerdote, ¿no encuentra dificultad en
reconciliar su Fe con la Ciencia? ¿No hay un conflicto?”
Se ha escrito mucho sobre el tema,
pero puede tratarse de una forma clara y concisa para dar una
visión que enriquece nuestra actividad intelectual y nuestra
experiencia humana.
Ciencia y Fe: ¿qué son?
Ambas constituyen una respuesta
parcial a nuestra necesidad de conocer. La Ciencia busca conocer el
mundo de la materia en todos sus niveles para entender su estructura,
su actividad y evolución. Comienza con la interacción de
este mundo con nuestros sentidos, y se desarrolla con la ayuda de
instrumentos, siempre más perfectos. Sus datos se analizan para
encontrar relaciones que se expresan como “leyes de la
Naturaleza” mediante las cuales se puede predecir el desarrollo
futuro de un sistema material e inferir su estado previo. En todos esos
casos se acepta la realidad de un mundo objetivo, con parámetros
y actividades que no dependen de mis preferencias o condicionamientos
culturales. Se proponen explicaciones que tienen que someterse a prueba
en nuevas observaciones o experimentos. La verdad científica
–la representación correcta del mundo material- tiene como
criterio final la verificación experimental de las consecuencias lógicas de nuestras teorías.
Este es el significado actual de
la palabra “Ciencia”. Lo que por su misma naturaleza no
puede comprobarse con un experimento que da lugar a una medida, no
pertenece al ámbito de la Ciencia, aunque sea una parte obvia de
la realidad. El Arte, la Ética, las relaciones humanas, no
pueden expresarse con una ecuación. Incluso la Matemática
pura es independiente de cualquier referencia a la materia concreta:
como la Poesía o la Filosofía, es una construcción
lógica que solamente se apoya sobre un razonamiento correcto.
La Fe, sea en materias de
religión o en un tribunal humano, es un conocimiento obtenido
por el testimonio de testigos “dignos de fe”, dignos de
crédito, y no por propia experiencia o raciocinio. Decir que
“creer” significa aceptar algo sin razones que
lo justifiquen es absurdo: tal proceder sería irracional en
cualquier campo. La fe humana, que se apoya en el testimonio de
personas sabias y veraces, es la fuente de casi todo lo que conocemos.
Nos da certeza aun en contra del testimonio de nuestros sentidos y en
cosas que no comprendemos: todos aceptamos la teoría
atómica que nos dice que lo que parece sólido es casi
todo vacío, y se usa la Mecánica Cuántica que va
totalmente contra nuestro sentido común.
Todo lo que sabemos de Historia se
basa en el testimonio de generaciones previas. Ningún
experimento nos puede decir cuándo se descubrió
América o quién pintó la Capilla Sixtina. Ni puede
un cálculo matemático establecer el significado de una
ley civil ni el autor del Quijote. Es la aceptación de
testimonio lo que permite el desarrollo cultural: los animales
mantienen el mismo tipo de actividad durante millones de años
porque no transmiten conocimiento. Su modo de proceder es el resultado
de programación genética o experiencia individual.
La Fe religiosa –que no es
lo mismo que el esfuerzo filosófico por entender nuestra
relación con Dios- descansa sobre el testimonio de los que
tuvieron el privilegio de recibir una revelación sobrenatural.
Concretamente, el Cristianismo se basa en el testimonio
histórico de quienes vivieron con Cristo, oyeron sus
enseñanzas, vieron sus milagros, llegaron a la conclusión
cierta de que Él era Dios y Hombre, y consagraron sus vidas a
proclamar su mensaje. Su veracidad se demuestra por su fidelidad hasta
la muerte, contra todas las persecuciones, sostenida por su experiencia
de la muerte y resurrección de Cristo mismo. Esta fe se
transmite –siempre sin cambios- con una certeza que se apoya en
la Sabiduría infinita de Dios, el único que puede
garantizar que ese conocimiento acerca de Dios y nuestro destino se
transmita sin deformaciones a pesar de las limitaciones humanas.
Como la Ciencia trata solamente de
las propiedades y la actividad de la materia, mientras que la Fe
religiosa trata de Dios y del destino y dignidad del Hombre, un
conflicto entre ambos modos de conocer es imposible. La Ciencia no
responderá a preguntas que no pueden someterse a
comprobación experimental, como si Dios existe o no, o
qué es el espíritu humano, ni si hay existencia tras la
muerte. Tampoco podrá ningún argumento teológico
decirnos cuáles son las fuerzas de la naturaleza o el estado
primitivo del Universo ni los mecanismos del proceso evolutivo. La
Revelación se nos da para establecer nuestra relación con
Dios, no para sustituir a nuestro esfuerzo por conocer y controlar el
entorno material.
¿Un diálogo enriquecedor?
Si Ciencia y Fe son modos parciales de conocer una realidad siempre más amplia que lo que cada
método aislado presenta, el tener varios puntos de vista puede
hacer a la Ciencia más humana y a la Fe más madura. El
aceptar que Dios es la fuente original de toda existencia, la
única razón suficiente del Universo y sus propiedades,
infinito Poder, Conocimiento y Amor que da el ser a cada uno de
nosotros, nos lleva a apreciar las maravillas de su obra y a
reverenciar al Creador en cada átomo y cada estrella. Más
aún cuando sabemos que nuestra dignidad es tal que somos
“imagen y semejanza” de Dios, y que Él se hizo
“Hijo del Hombre” elevando nuestra naturaleza al trono de
la divinidad.
Cada persona tiene este rango
superior a todas las estructuras materiales y todos los niveles de vida
no-inteligente. Ninguna sociedad ni poder político puede
legítimamente privar ni al más humilde ser humano de la
gloria y dignidad que Dios ha dado a cada uno. Al mismo tiempo nos
reconocemos como encargados de desarrollar a la creación, usando
los regalos de Dios para el bien de todos, en una actitud de
responsabilidad y no de dominio egoísta y despótico.
Si la Fe enriquece así a la
Ciencia, el diálogo es también positivo para la
Teología, “el esfuerzo de la Fe por comprender”. El
Dios que adoramos no es un superhombre caprichoso que se encuentra en
la violencia de una tormenta o en un orden artificial de los planetas.
Sea en las partículas elementales o en la inmensidad de los
espacios vacíos, encontramos la profundidad infinita de
sabiduría y poder que es el origen de tantas maravillas.
Encontramos a Dios en todas sus criaturas y nos alegramos con cada
nuevo descubrimiento de ese plan que lleva desde el remoto comienzo de
la Gran Explosión hasta Cristo, y luego aun al triunfo de la
materia sobre la muerte y la falta de sentido de una destrucción
final.
¿Qué nos dice la Biblia?
Los mitos primitivos expresaban en
forma poética los puntos de vista, propios de una cultura, que
daban sentido a la existencia y a las relaciones con otras cosas,
visibles o invisibles. Así todas las religiones incluían
un relato de orígenes humanos, casi siempre atribuidos a una
intervención divina.
La Biblia no es un libro de texto
de ninguna ciencia: es la expresión de una conciencia religiosa,
que usa lenguaje humano y formas poéticas para enseñar
las verdades fundamentales de nuestra dependencia de Dios, nuestra
dignidad y nuestros deberes hacia el Creador y hacia los demás.
Esta es su única finalidad, y se alcanza presentando verdades
abstractas en el lenguaje poético de la gente sencilla.
El problema físico del
origen del Universo no se responde directamente en el libro del
Génesis: su idea central es el subrayar que Dios no es parte del
mundo de la materia ni está su existencia condicionada por la
actividad material. Con un simple acto de su voluntad, por su Palabra
omnipotente, vienen a la existencia todas las cosas y encajan en sus
planes sin resistencia alguna. El mundo se prepara para ser morada del
Hombre, y Dios crea a la humanidad con el cuidado y el cariño de
un Padre. Si somos parte del mundo animal por nuestra biología,
como seres racionales le damos su máximo nivel de dignidad y de
destino a una vida eterna. Solamente una rebeldía que niega
nuestra condición de criaturas nos somete a la muerte, pero hay
una promesa generosa de salvación que se va perfilando en el
anuncio del Mesías.
Esta enseñanza es
perfectamente compatible con lo que la Ciencia propone, pero no depende
de teorías científicas. Ni la Gran Explosión ni
otras teorías de evolución cósmica pueden cambiar
el hecho de que no nos damos la existencia a nosotros mismos, ni puede
ser la materia la que explica todo lo que somos. Las cuatro fuerzas que
la Ciencia reconoce en la naturaleza son incapaces de explicar la
consciencia, el pensamiento abstracto, la voluntad libre. La
evolución biológica será el mecanismo de
transmisión hereditaria de estructuras –órganos- o
modos instintivos de proceder, pero no puede explicar cultura, arte,
filosofía, ni la misma ciencia. Y el sentido final del Universo
y de la vida humana termina siendo un misterio o un absurdo en el
contexto de una evolución futura, a no ser que se acepte una
realidad –el espíritu humano- que puede sobrevivir a la
destrucción de todas las estructuras materiales predicha por la
Ciencia.
Solamente dentro del marco de la
revelación bíblica y cristiana tiene sentido el Universo,
desde su origen en la voluntad omnipotente de Dios hasta el triunfo
final sobre la muerte y la desintegración cósmica, una
victoria realizada ya en la resurrección de Cristo y prometida a
cuantos aceptan y siguen el plan de Dios. Ningún razonamiento
físico puede predecir o explicar esa transformación
maravillosa. Pero si no podemos entender realmente ni una
partícula atómica, no debe sorprendernos que Dios nos
resulte incomprensible, y que solamente por la luz de la Fe podamos
conseguir una síntesis satisfactoria que muestra a toda la
creación procediendo de Dios y dirigiéndose hacia
Él.
No, no tengo ningún
problema siendo un científico y un sacerdote creyente. Doy
gracias a Dios por el regalo de la Revelación y la Fe, y le
agradezco también la alegría y felicidad que siento
cuando estudio sus obras y veo en cada una de ellas un reflejo de su
gloria.
Manuel Mª Carreira es
Doctor en Astrofísica – Observatorio Vaticano |